Quizás cuando una pareja deja de funcionar como tal, la primera dificultad radica en percatarse de la situación y admitirla. Una vez aceptada, lo más difícil es resolver como se va dar la relación con los hijos sobre todo cuando estos son pequeños.
Una separación o divorcio con niños no es fácil, los padres deben estar por encima de sus propios conflictos y diferencias y pensar en el bienestar de los hijos. Y, si ellos no lo hacen, los Tribunales se encargarán de resolver el asunto, primordial, de la custodia.
En este punto, hay que tener en cuenta que SIEMPRE SERÁ MEJOR lo que tu puedas consensuar y acordar, que lo puedes controlar, que lo que te imponga un tercero, en este caso un juez o una jueza.
La decisión debe ir guiada, como no, por el supremo interés del menor, y en general, en los últimos años, tanto los padres como los jueces están apostando por permitir que los menores vivan y concilien el tiempo con ambos progenitores. Este régimen, conocido como custodia compartida, ofrece muchísimos beneficios para los menores, especialmente en cuanto a su desarrollo emocional, siendo una opción excelente para el crecimiento emocional y el mantenimiento del vínculo de los niños con sus progenitores.
Existe varias fórmulas de articular la custodia compartida, sin que se trate de un esquema rígido, por ejemplo, compartiendo la custodia por días, semanas u otros periodos de tiempo en la casa de cada progenitor, o permaneciendo los menores en la que fuera casa de la pareja y alternando los progenitores el uso del mismo, etc. …
En cualquier caso, no debemos encasillarnos, una custodia monoparental con un régimen de visitas amplio y flexible puede facilitar un mejor relación que una custodia compartida rígida